
Highlights
Paraguay exporta talento musical a la industria global de los videojuegos, aunque sin reconocimiento oficial.
El mercado del audio para videojuegos crece a ritmo similar al del cine, generando oportunidades para compositores independientes.
Falta apoyo institucional y políticas culturales que promuevan la visibilidad de los creadores digitales paraguayos.
En un mundo donde los videojuegos compiten con el cine y la música por la atención global, hay una historia que pasa casi desapercibida: la de los compositores paraguayos que exportan su talento sin que sus nombres aparezcan en titulares ni estadísticas oficiales. No viajan con instrumentos ni se presentan en escenarios, pero su música recorre el mundo en cada partida, en cada pantalla encendida.
Una industria que suena más fuerte que el cine
La música para videojuegos dejó de ser un simple acompañamiento de fondo. Hoy se posiciona como una industria global con cifras comparables a las del cine. Según el Game Audio Industry Survey 2023 de GameSoundCon, los profesionales del audio para videojuegos fuera de Norteamérica perciben ingresos promedio de USD 71.300 al año, y el 17 % trabaja como compositor principal o diseñador de sonido. En paralelo, el informe de Newzoo indica que el mercado global de videojuegos alcanzó los USD 182,7 mil millones en 2024, impulsado por estudios independientes y proyectos móviles.
En este ecosistema creciente, el sonido dejó de ser accesorio y se convirtió en un producto cultural de valor propio. Sin embargo, el caso paraguayo permanece prácticamente invisible. Aunque los estudios locales enfrentan limitaciones económicas y escasa promoción, un grupo de compositores aporta su talento a títulos internacionales, construyendo una forma de exportación digital que no figura en estadísticas oficiales.
Paraguay: talento en el mapa sonoro digital
En plataformas como Bandcamp, Spotify o incluso en catálogos de Steam e itch.io comienzan a aparecer nombres paraguayos firmando bandas sonoras de videojuegos independientes. Esta presencia creciente coincide con el crecimiento del mercado latinoamericano. Según AllCorrectGames (2023), la región generó USD 8,7 mil millones y reúne a más de 335 millones de jugadores.
Antes, muchos proyectos locales dependían de librerías gratuitas y herramientas limitadas. Ahora, el acceso a software profesional, cursos en línea y comunidades internacionales permite que los compositores alcancen niveles técnicos competitivos. a software profesional, cursos online y comunidades globales permitió que los compositores alcancen niveles competitivos. Sin embargo, ese progreso sigue siendo individual, más impulsado por pasión y autogestión que por estrategias nacionales.
“Hoy podés estar en Asunción y trabajar para un estudio de Canadá o Japón sin moverte de tu pieza”, señalaba Eduardo Benítez, cofundador de Warani Studios, cuya entrevista fue publicada en No Gaming News en 2024. Esta conectividad global transforma la música en una forma de exportación cultural moderna: no viaja en contenedores, sino en archivos digitales.
La deuda pendiente: visibilidad y política cultural
Aunque el talento abunda, el acompañamiento institucional sigue siendo escaso. En Paraguay no existen programas específicos para promover la exportación de música aplicada ni fondos destinados a las industrias culturales digitales. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina agrupa más de 350 estudios de desarrollo de videojuegos. Sin embargo, muchos enfrentan las mismas barreras: poca inversión, falta de capacitación especializada y limitada articulación con el sector público.
La Red de Industrias Creativas del Paraguay ha propuesto incluir la música para videojuegos dentro de los programas de incentivos culturales. No obstante, la iniciativa aún no se ha concretado. Mientras países como México, Argentina o Brasil ya comienzan a integrar el sonido digital en sus políticas culturales, Paraguay avanza de forma lenta y sin un marco que respalde a los creadores.

El sonido del futuro: del silencio a la acción
El reto es transformar esta exportación invisible en una presencia audible y reconocida. Que los créditos de futuros videojuegos incluyan cada vez más nombres paraguayos no debería ser una excepción, sino una expectativa. Sin embargo, para lograrlo, no basta solo con talento: se necesita colaboración entre creadores, medios, instituciones y el público.
Cada gamer, productor o medio especializado puede contribuir compartiendo bandas sonoras locales, visibilizando a sus autores y exigiendo espacios para ellos en eventos culturales. Si Paraguay quiere ser escuchado en el mapa global del gaming, es momento de subir el volumen y dejar de componer en silencio.
