
Tras siete largos años de espera, por fin puedo decir que Team Cherry cumplió. Y vaya cómo lo hizo. Hollow Knight: Silksong no es solo la secuela que todos esperábamos: es toda una declaración de intenciones sobre lo que un metroidvania puede llegar a ser cuando junta dificultad bien medida, fluidez en los controles y una narrativa que te atrapa sin necesidad de diálogos. El resultado es un juego que impone, exige mucho del jugador y fascina a partes iguales, aunque tampoco se libra de algún que otro peros.
La espera interminable y la sombra del hype
Cuando anunciaron Silksong allá por 2019 como una expansión, pocos imaginaban que se convertiría en uno de los juegos más esperados de la década. Los fans aguantamos estoicos todos estos años, alimentando teorías, riéndonos con memes y especulando con que el juego estaba en un development hell de los buenos. Team Cherry, como suele ser habitual en ellos, optó por el silencio más absoluto, soltando cuatro migajas de información de vez en cuando. El 4 de septiembre de 2025, por fin llegó el día, y la comunidad enloqueció.

Pero la pregunta estaba en el aire: ¿un estudio relativamente pequeño, aunque ahora con el respaldo de Microsoft, podría estar a la altura de unas expectativas tan desorbitadas? La respuesta es que sí, aunque con matices. Silksong cumple y te emociona, pero hay que reconocer que pocas veces supera lo que cada uno se había imaginado durante todos estos años.
Un cambio de perspectiva: de bajar a subir
Si el Hollow Knight original era un viaje hacia las profundidades, Silksong es justo lo contrario: una escalada constante. La comparación con BioShock e Infinite es inevitable; si el primero te llevaba hacia abajo, este te empuja hacia arriba, desafiando la graveda una y otra vez.
Hornet, ahora protagonista absoluta, le da una vuelta de tuerca a todo. Su velocidad es endiablada: donde el caballero se movía con parsimonia, Hornet corre, trepa y encadena movimientos con una fluidez que recuerda más a un plataformas de precisión que a un metroidvania al uso.
El nuevo pogo y el diseño vertical
Uno de los cambios que más se notan es el pogo diagonal. Si en el primer juego el ataque hacia abajo servía para controlar los saltos, aquí se convierte en una herramienta fundamental para escalar zonas enteras. Esto exige una coordinación de relojería, sobre todo en salas que son puros ejercicios de técnica.

Al principio, el juego te introduce estas mecánicas con zonas de práctica con frutas rojas donde aprendes a usar el pogo. Más adelante, la dificultad sube con una precisión que asusta, obligándote a repetir patrones sobre globos o enemigos que hacen de plataformas. Lo que aprendes en estas secciones luego lo aplicas, casi sin darte cuenta, en los combates más intensos.
Dificultad que pide paciencia a gritos
La frase que más puedo repetir es: “Es difícil, pero no injusto”. La curva de dificultad empieza alta desde el primer momento. Casi todos los enemigos comunes te quitan dos corazones de un golpe, lo que hace que cada enfrentamiento importe de verdad. A diferencia del primer juego, donde un error no era tan grave, aquí equivocarse duele, y mucho.

Hay salas más duras que algunos jefes, algo que busca mantener la tensión y hacerte ver que cada rincón del mapa tiene su importancia. Pero el aprendizaje progresivo quita bastante de la frustración: el juego siempre te deja una salida, siempre te hace ver que con práctica y paciencia, se puede superar.
Innovaciones en combate y progresión
Los blasones son un añadido interesante. Actúan como modificadores de tus ataques, permitiéndote personalizar cómo juegas. Esta mecánica da mucha variedad y anima a probar cosas nuevas. Los ataques especiales, por su parte, son devastadores, pero comparten recursos con la cura. Este dilema —usar tu energía para arrasar o para curarte— le añade mucha tensión a cada encuentro con jefes.
El combate, más rápido y exigente, parece a veces una coreografía de precisión. Cada movimiento cuenta, y un segundo de distracción se paga caro.
Exploración y orientación mejoradas
Uno de los puntos flojos del primer Hollow Knight era lo fácil que era perderse. Silksong mejora esto sin renunciar a la exploración. Los mapas son más claros, y las señales visuales ayudan a orientarse. Aunque sigue siendo posible desorientarse —es parte de la esencia de la saga—, moverse por el mundo se siente menos frustrante y más natural.
Arte, sonido y esa sensación de “peso”
Visualmente, el estilo artesanal se mantiene. Escenarios llenos de detalles, animaciones fluidas y unos diseños de enemigos que mezclan lo grotesco y lo hermoso. Pero lo que más impacta es la sensación de “peso”. Como dicen muchos jugadores, el juego “se siente sólido”: cada animación, cada sonido y cada golpe transmiten una contundencia admirable.
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La música vuelve a ser clave. Melodías melancólicas acompañan la exploración, mientras que coros y percusiones suben la adrenalina en los combates. Christopher Larkin, el compositor, expande su propuesta sonora con una madurez notable.
Comparación inevitable con el original
Si el primer Hollow Knight transmitía soledad y vacío, Silksong apuesta por el movimiento y el ascenso. El contraste es claro: uno es introspectivo, el otro es desafiante y agresivo. Aun así, los dos comparten el mismo alma: la habilidad de contar historias sin palabras, de expresar emociones a través del diseño del mundo.
El debate está en si Silksong supera al original. La mayoría cree que no: lo complementa. Superarlo era casi imposible, pero igualar su calidad y darle un giro diferente ya es un logro enorme.
Críticas y limitaciones
El mayor punto en contra es la accesibilidad. Silksong exige paciencia, habilidad y tiempo, algo que no todos están dispuestos a dar. Para muchos, la dificultad será una pared infranqueable.
También se discute que, tras tanto hype, algunos esperaban una revolución. Silksong es un juego excelente, pero no cambia el género para siempre. Cumple con lo prometido, aunque no siempre lo excede.
El legado de Team Cherry
No olvidemos que el primer Hollow Knight lo hicieron solo tres personas. Ahora, con más recursos y el apoyo de Microsoft, el equipo amplió su ambición sin perder su esencia. Silksong es más grande, más complejo y más pulido, pero conserva el alma de un estudio que conoce a su comunidad y sabe cómo crear desafíos que quedan grabados.
Conclusión
Hollow Knight: Silksong se siente a la vez como continuación y como reinvención. Su apuesta por la verticalidad, la velocidad y la dificultad lo convierten en una experiencia intensa, a veces exasperante, pero increíblemente gratificante. No rompe todos los moldes, pero se erige como una secuela digna que perdurará en el tiempo.
Para los pacientes y persistentes, será un viaje inolvidable. Para quienes buscan una experiencia más relajada, puede resultar un obstáculo insalvable. Pero esa dualidad es, quizás, lo que mejor define su propuesta: un juego que exige tanto como da a cambio.
Puntuación: ★★★★☆ (4/5)
📌 FAQ sobre Hollow Knight: Silksong
¿Cuándo salió Hollow Knight: Silksong?
El juego fue lanzado el 4 de septiembre de 2025 en PC, Xbox, PlayStation y Nintendo Switch.
¿Quién es la protagonista de Silksong?
A diferencia del primer título, el jugador controla a Hornet, personaje clave en la historia original de Hollow Knight.
¿Qué diferencias tiene con Hollow Knight?
Silksong es más rápido y vertical, con nuevas mecánicas de movilidad como el pogo diagonal. Además, la dificultad es mayor: muchos enemigos infligen dos puntos de daño desde etapas tempranas.
¿Es más difícil que Hollow Knight?
Sí. Silksong está diseñado para un público que ya jugó el original, con secciones de plataforma más duras y combates que exigen precisión. Sin embargo, los desafíos son justos y enseñan al jugador a medida que avanza.
¿Qué motor usa Silksong?
El juego está desarrollado en Unity, al igual que su predecesor.
¿Cuántos jugadores soporta?
Silksong es una experiencia single-player.
¿Vale la pena para los fans del primero?
Definitivamente sí. Aunque no busca sorprender con lo inesperado, cumple con creces las expectativas y refina la fórmula que convirtió a Hollow Knight en un clásico.
Estoy de acuerdo con el segmento que dice que “es dificil, pero no injusto”. Al final se reduce en “me van a desvivir porque no hice esto” o “este boss me desuscribe por que me faltó hacer esto”
Ya es algo difícil y ya medio mundo gritando.
Lo bueno de todo es que Silksong está recordando que un videojuego puede ser profundo, bello y desafiante sin tener que justificar su existencia con cifras astronómicas o campañas millonarias. Y eso incomoda a quienes han convertido el consumo en espectáculo.